Porqué preguntamos qué recibimos,
cual obligación ajena de ofrecer.
Acaso esa misma pregunta,
la hacemos cuando no sonreímos.
Pensamos en el merecimiento,
en los deseos propios.
Porqué preguntamos por el amor,
como si fuéramos el centro del mundo..
Quizá hemos dejado de sentir,
y solo amamos la sombra que pisamos.
Creyendo que las rosas del jardín,
deben rendirnos pleitesía.
Acostumbrados estamos a pensar en nos,
sintiendo la necesidad de recibir.
Un visión unidireccional de la vida,
donde solo existe el yo como epicentro.
Olvidamos la reciprocidad de los gestos,
cual vínculo del espíritu con los otros.
Conformamos un mundo paralelo,
del que somos dueño y único miembro.
Despertemos de ese sueño esquizofrenico,
en el que hemos olvidado ofrecer lo que somos.
By Clemente