Pensar requiere tiempo y espacio,
como el agua en un inmenso océano.


Sentado en la arena de una solitaria playa,
dejando que el mar susurre sus latidos.


Viendo como el sol brilla en el atardecer,
reflejando su armonía y vitalidad.


La mente se impregna del aroma,
de los movimientos de libertad del mar.


Pasear hundiendo los dedos en la arena,
cual conexión entre hombre y tierra.


Una tierra transmitiendo sus equilibrios,
ese hilo invisible que nos enamora.


Un amor que abre la ventanas de la mente,
para dejar penetrar la energía liberadora.


Una vitalidad, fuente de ideas y pensamientos,
sensaciones y esperanzas por avanzar.


Un avance convertido en guía del desarrollo,
del crecimiento de aquello que deseamos proyectar.


Un crecimiento alimentado del encuentro,
de la fusión con la paz interior, ajena al ruido.


Paz interior, cual sonido de la sabiduría,
ese manantial que enriquece nuestra existencia.


Manantial inagotable, capaz de saciar al viajero,
en la búsqueda fuente natural del conocimiento.



By Clemente

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s