La oscuridad no son las noches ni la escasez de luz,
ni túneles lúgubres, donde el pánico impide entrar.
La oscuridad es esa sombra que extiende la envidia,
el egoismo y la avaricia, contaminando todo a su paso.
La oscuridad de ojos sin brillo, alejados de la alegria,
cuya mirada busca el momento para actuar sin piedad.
Una oscuridad, cuyo debilidad es la luz interior,
de quienes brillan con su alegría y amor.
Una luz interior perceptible por su eterna sonrisa,
una alegría capaz de afrontar la vidad con decisión.
By Clemente