Mirar al horizonte embriagándote
de los colores que te rodean.
Ver el azul intenso de un cielo limpio,
que nos abre la mente sin quererlo.
Observar el mar en calma, con olas
armónicas, y una suave brisa.
Cerrar los ojos oliendo el campo,
los bosques de pino llenos de vida.
Escuchar los pájaros cantar y revolotear,
dueños de su libertad, donde el límite es su vida.
Solo necesitas abrir el corazón, abrir la mente,
para entender que la templanza, es la reina.
Una reina que equilibra, calma, sopesa,
permitiendo proyectar un futuro distinto.
Sosiego en los gestos, en las palabras,
convirtiéndote en diferente, en especial.
Esa diferencia que traspasa tu cuerpo,
transformando la vida en una joya a pulir.
La única herramienta necesaria es escuchar,
oír tus latidos y lanzarlos al viento.
La brisa te los devolverá envueltos en luz,
aquella que te guiará por caminos de pasión.
Caminos que te apasionaran recorrer,
donde los obstáculos sean solo inconvenientes.
By Clemente