Entre palabras de manipulación
y de libertad de la razón,
crecen quienes creen en la imposición.
Una parte de un mundo instalado,
empeñado en retroceder al pasado.
Un pasado repleto de creencias,
de una dominación del pensamiento.
Un pasado insaciable con la discriminación,
en el que pensar se entiende como delito.
Un mundo oscuro alimentándose
de la ira y la violencia como escusa.
Oscuridad escrita con letras de sangre,
sobre libros de historias de horrores.
Historia repleta de páginas de cómplices,
de quienes no quisieron entender.
Las preguntas que debiéramos hacernos,
surgirán cuando el juego del odio,
nos ponga ante la cruda realidad.
Un juego fácil de jugar hasta el final,
mientras el protagonista sean otros.
Un juego en el que no existe la disidencia,
ni el libre albedrío para elegir destino.
Juego diseñado para enfrentar,
a los aliados contra los demás.
Los cómplices insisten en explicar,
en levantar imágenes adoradas,
con la creencia en la divinidad.
Las dictaduras se engendra en la adoración,
y creencia en ídolos pulidos con ira.
By Clemente