En la música
encontramos
las emociones,
notas recorriendo
los sentidos
y la piel.
Emociones brindando
un motivo
expontaneo
una revolución
interna
llena de alegría.
Motivos
sacados del baúl
de los recuerdos,
sueños guardados
resurgiendo
del olvido.
Baúl de esencias
y aromas
nostálgicos,
pensamientos
inexplicablemente
desterrados.
Sentir la música
nos abre
al ritmo de la danza,
convirtiendo
nuestro cuerpo
en puro arte.
Un arte surgido
de dejarnos llevar,
de que el corazón
gobierne
el espíritu.
Un espíritu
en el que se entremezclan,
caras ocultas
a la espera
de poder cantar.
Canciones interiores
sin música
y sin letras,
pero interpretadas
con los ritmos
de la vida.
Ritmos
que no necesitan
partitura
ni director,
basta con ser capaces
de transmitir
amor.
By Clemente