Podemos rodearnos
de una multitud,
y sentir el silencio
en el Interior.
Estar en lo alto
de la montaña en soledad,
y sentir los sonidos
del corazón.
Compartir no es un verbo
ajeno a nosotros,
es el canto surgido
de una elección.
Esa elección
que nos ubica
en un lugar,
en un momento del tienpo,
sin certezas.
Pues lo único seguro
es la existencia,
no los sucesos
que la puedan rodear.
Comparte quién tiene
la capacidad de ofrecer,
no quién desea
estar lejos
de la soledad.
Comparte
quién ve en los caminos,
la oportunidad
de crear no de obtener.
Comparte
quién entiende que recibir,
es una actitud
de reciprocidad interior.
La reciprocidad
es el contrapunto
de la avaricia,
capaz de quebrar
cualquier armonía.
Debiéramos
mirarnos con humildad,
reconociendo
si somos capaces de dar,
cual camino de encuentro
con los demás.
By Clemente