Las miserias humanas
existen,
nubarrones cubriendo
las noches.
Sombras acompañando
pensamientos,
alargando la penumbra
de los sueños.
Insaciable el deseo de conocer
las miserias,
las ajenas y obviando
las propias.
Convertidos en espectadores
hambrientos,
despedazamos vidas cual
carroñeros.
Convencidos de las imágenes
y juzgando,
aceptamos el juego sin certezas
ni veracidad.
Cuando las sombras ahogan
las energías,
apagamos la luz para dar paso
a la sinrazón.
Quizá las palabras enojen
por su crudeza,
ocultando una obsesión
por la critica.
Más autocrítica debiéramos
promover,
olvidando el prejuicio y abrazando
la verdad.
Convirtiendo las sombras
en luces,
que iluminen razones llenas
de empatia.
By Clemente