Languidece la llama de una vela,
dejando de dar su luz brillante.
Una luz llena de calor y serenidad,
que al extinguirse nos dejará vacíos.
Nada podemos hacer ante el desgaste,
un lento agotamiento ante el tiempo.
Vela guiando los senderos del amor,
caminos en los que la oscuridad desaparece.
Su llama nos permite encender una antorcha,
de la que brote la luz interior de cada cual.
Una luz interior, guía de cada acto de amor,
de los pequeños brillos de afecto y sensibilidad.
Permitir que esa luz languidezca hará sufrir,
abrirá la posibilidad de su agotamiento.
Convirtiendo el amor en desamor,
traspasando la frontera de la felicidad.
Sabio es quien permite volar y no limitar,
pues el desamor no es buen compañero.
Provocando lágrimas estériles e innecesarias,
convirtiendo el agua cristalina en lodo.
Amar en el inicio como en el final,
ilumina los caminos a seguir, en libertad.
By Clemente