Paseamos
con las manos
cogidas.
Abrazamos
o besamos
con pasión.
Un niño o niña
provocan
una sonrisa.
Disfrutar
con la felicidad
ajena,
enriquece
nuestra empatía.
Aprender
a ser felices
es un canto
a la vida.
Un canto
por el amor,
cual arma
de esperanza.
By Clemente