No somos el principio y el fin de todo.
No somos el epicentro de nuestro círculo.
No somos una isla, ajenos al entorno.
Somos como un grano de arena,
formando parte de una gran duna.
Somos como una gota de agua,
en un océano con vida propia.
Somos cual ladrillo de una gra casa,
cuyas paredes están llenas de vida.
Formamos parte necesaria de un todo,
del que no podemos desligarnos.
Aportar y recibir, un todo conectado
con cada bocanada de aire nuestra.
By Clemente