Al abrigo de la noche estrellada,
al final de un día lleno de prisa.
Sintiendo como el ruido se aleja,
dejando paso al silencio y los aromas.
Un silencio confortable para hablar,
o simplemente escuchar la tierra.
Una tierra con sonidos de armonía,
dispares y anárquicos, que abrazan.
Sonidos de la brisa, los grillos o pájaros,
o el del silencio por falta de ruido.
Mis pasos me acompañan en la oscuridad,
sin sentir la presión de la prisa por llegar.
Sentarte a tomar una taza de café,
dejando que la música apague la mente.
Escribir unas letras que vuelquen ideas,
o la experiencia de curiosidades del día.
Hablar con la pausa de quien canta un bolero,
sin estridencias ni destellos de crispación.
Todo aquello que olvidamos en un día normal,
y con nostalgia nos hace estresarnos.
A falta de tiempo, siempre vale la pena,
es necesario encontrar nuestro momento.
Ese encuentro con la mejor parte de nosotros,
aquella en la que nos escuchamos y abrazamos.
By Clemente