En el sendero de cualquier existencia,
los interrogantes son pequeñas vivencias.


Unos desoyen las preguntas y cierran los ojos,
esquivan la realidad, desando ser libres.


Libres para conquistar los continentes y las arenas,
disfrutando del brillo de las noches y los dias.


Otros cuestionan cada hierba del camino,
cada curva entre las sombras de las arboledas.


Se detienen ante los claros de los dias de primavera,
oliendo los aromas de cada brote o flor.


Nadie juzga las decisiones tomadas en pimera persona,
pues la luz tiene siempre tonalidades.


Al igual que los arcoiris, la vida tiene muchos colores,
infinidad de decisiones, como semillas salpican el bosque.


La esencia está en que la vida se envuelva de felicidad,
en que la existencia sea espejo del alma de cada uno.


Ese espejo que nos sonrie cuando gritamos,
o cantamos desde dentro, nuestros sueños.


Nunca cerremos los ojos ni el corazón a lo que somos,
con la conciencia de aportar luz al horizonte.


Ese horizonte al que miran también quienes nos rodean,
como espectadores ajenos y a la vez partícipes.



By Clemente

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