Al amancer abrí los ojos, miré por la ventana,
sorprendentemente la visión se hizo borrosa.
El horizonte se difuminaba ante mi mirada,
la vida habia cambiado de forma repentina.
Nada era igual, solo mi hogar permanecía,
lo demás habia traspasado el tiempo, o eso creia.
Cual castillo de arena desmoronándose por el mar,
sentí la incredulidad, sin compender aquella mañana.
Recordé señales de cambio en los dias pasados,
más no presté atención, sonriendo con indiferencia.
Una mirada de indiferencia a quienes avisaban,
la velocidad de los cambios no se podrían controlar.
Sentí la sombra de una neblina rodeando los días,
una sombra de dudas, de pasos titubeantes.
Pasos que antes eran firmes ahora eran de precaución,
huellas desconocidas se aparecían sin una razón.
Ahora entendí, que el futuro empezaba sin contar el pasado,
un horizonte distinto al cual adaptarnos en cada paso.
Un horizonte a sembrar de esperanza, de sentido por la vida,
de pisar hoy con la firmeza del valor de la existencia.
By Clemente