Dibujar el dolor requiere un amor infinito,
la sensibilidad de una lágrima brotando.
Trazar líneas que unan la angustia con la vida,
y la propia existencia con las sonrisas de la alegría.
Estremece sentir una pérdida, mas siempre hay un mañana,
ese amanecer que comienza a desdibujar la sombra.
Sombra cubriendo las noches cual manto de temor,
como si el tiempo se detuviera, no abandonando el pasado.
Aún asi, todo pasado se convierte en una brisa lejana,
llevándose consigo cada segundo las nubes.
Nubes abriendo claros de luz para seguir el camino,
pasos decididos a convertir el presente en equilibrio.
Equilibrio al pintar un mañana con tonos alegres,
donde las sonrisas transformen el dolor en pasajero.
El recuerdo persistirá ofreciendo los momentos de amor,
provocando que surja una compañera inesperada, la paz.
By Clemente