Pensar que todos los caminos o atajos,
nos llevan al mismo destino, es un error.
Quizás creamos que lo importante es llegar,
transformando sueños en deseos de ganar.
Un destino, no es una meta, es nuestra conquista,
nuestro encuentro con la felicidad personal.
Hay quienes se convierten en vampiros de vida,
absorbiendo el brillo de ojos llenos de alegría.
Hay quienes se esconden en la oscuridad,
en las sombras de su espíritu, para obstaculizar.
Quizás todos ellos no han entendido,
que el fuego quema las malas hierbas.
Ese fuego que arde perpetuamente en corazones,
capaces de transitar por caminos libres.
Una libertad, cultivada en una elección de vida,
un cruce de caminos entre lo que somos y la felicidad.
Una felicidad indicando la última parada,
el ultimo andén, llamado destino.

By Clemente

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