Rebelarse es la explosión de energía,
reprimida por la violencia de la osadía.
La osadía de creer que un espíritu se domina,
cual caballo salvaje lazado para su doma.
Dominio ejercido por aquellos falsos césares,
esos que consideran a los demás, súbditos.
Creen merecer pleitesía y alfombra roja,
con los demás arrodillados haciéndoles pasillo.
Ellos desconocen la naturaleza humana,
no consideran que los límites son finitos.
Finita es la paciencia y la templanza,
en el momento que nuestro espíritu peligra.
Espíritu indomable del que somos dueños,
reyes de nuestra esencia como personas.
Quien ose llevarnos al abismo, se arrepentirá,
sentirá la ira, verá como no hay cadenas.
Una ira como puerta de salida de la represión,
como instinto de supervivencia y de futuro.
Defender aquello que somos es esencial,
es el fundamento de nuestra capacidad de amar.
Que nadie pretenda domarnos con desamor,
ideología o religión, nuestra pasión es la realización.
By Clemente